Una parte de la persona es el papel masculino o femenino que debemos
interpretar. Para la mayoría de los teóricos, este papel está determinado por
el género físico. Pero, al igual que Freud, Adler y otros, Jung pensaba que en
realidad todos nosotros somos bisexuales por naturaleza. Cundo empezamos
nuestra vida como fetos, poseemos órganos sexuales indiferenciados y es solo
gradualmente, bajo la influencia hormonal, cuando nos volvemos machos y
hembras. De la misma manera, cuando empezamos nuestra vida social como infantes,
no somos masculinos o femeninos en el sentido social. Casi de inmediato (tan
pronto como nos pongan esas botitas azules o rosas), nos desarrollamos bajo la
influencia social, la cual gradualmente nos convierte en hombres y mujeres.
domingo, 17 de agosto de 2014
ANIMA Y ANIMUS
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